El marketing político ha existido desde hace décadas, pero fue en 1977, durante las primeras elecciones democráticas en España, cuando realmente dio el salto a la política española. Desde entonces, el marketing político se ha convertido en una herramienta imprescindible para los partidos y candidatos, ya que les permite comunicar efectivamente sus propuestas políticas y ganar votos.

El marketing político es, antes que nada, marketing. Su objetivo principal es persuadir a los votantes y obtener votos, utilizando estrategias y técnicas adaptadas del marketing convencional. Esto implica desarrollar estrategias de marketing estratégico y operativo para influir en la percepción y el comportamiento de los ciudadanos.

El marketing político estratégico está diseñado para definir la hoja de ruta de un partido político, especialmente en términos de comunicación. Su objetivo principal es ganar elecciones, generar un liderazgo sólido y desgastar a los adversarios. Para lograrlo, se aplican técnicas de análisis de mercado, como identificar los nichos de votantes y la fidelidad del voto en cada distrito electoral. También se utilizan estudios de sondeo y la retroalimentación de las agrupaciones locales.

Algunos ejemplos claros de estrategias de marketing político son los partidos que buscan el liderazgo del mercado, como el PP y el PSOE, mientras que otros optan por ser seguidores del líder o desarrollar una marca de nicho, ya sea ideológico o territorial.

Una de las principales diferencias entre el marketing político y el marketing convencional es la forma en que se dirige la estrategia hacia la destrucción del adversario. A diferencia de las empresas, que suelen evitar hacer referencias directas a la competencia, los partidos políticos atacan sin piedad a sus rivales, utilizando discursos parlamentarios, ruedas de prensa y entrevistas para criticar y desacreditar al adversario. Esta estrategia agresiva y directa busca desalentar a los votantes del adversario y generar una percepción negativa de su liderazgo.

El marketing político operativo se basa en las acciones concretas que se realizan para comunicar el mensaje político. Esto incluye los discursos, ruedas de prensa y entrevistas del líder y los dirigentes del partido. Los equipos asesores son responsables de diseñar y escribir los discursos, argumentarios y mensajes que los líderes repiten una y otra vez.

En términos creativos, el marketing político implica desarrollar campañas, gráficas, vídeos y otros materiales que transmitan el mensaje político de forma efectiva. Para ello, se utilizan habilidades de diseño gráfico, producción de contenidos y medios de comunicación.

El marketing político ha evolucionado mucho en las últimas décadas, especialmente con la llegada de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Ahora, los partidos y candidatos pueden comunicarse directamente con los votantes a través de Internet y las redes sociales, lo que les proporciona una mayor visibilidad e interacción.

En resumen, el marketing político es esencial en la política contemporánea. Permite a los partidos y candidatos comunicar sus ideas y propuestas efectivamente, persuadir a los votantes y ganar elecciones. Aunque el marketing político ha cambiado en términos de formas y medios, su objetivo principal sigue siendo el mismo: obtener votos.